En las organizaciones donde los resultados dependen de la colaboración entre los miembros, hasta el más pequeño detalle puede afectar enormemente en el desarrollo global de las mismas, motivo por el cual la satisfacción de los colaboradores es un importante determinante de la productividad.
Cuando los empleados de una organización escuchan que la empresa cambiará la forma de remunerarlos en base a un programa variable, las dudas y los rechazos saldrán a flote. En estos casos, los líderes deben asegurarse de que este nuevo plan sea lo suficientemente atractivo y motivador de tal manera de que se logre obtener los resultados positivos que se esperan.
Los Sistemas de Remuneración Variable pueden añadir valor pero también pueden destruirlo, por lo que la implementación del mismo plantea una serie de retos que hay que gestionar si queremos que el sistema sea incentivador.
La motivación llega si ante nosotros está un reto que sea lo suficientemente difícil para sentir satisfacción al ejecutarlo, pero lo bastante realizable para poder alcanzarlo; y que no se convierta en una barrera para obtener los objetivos propuestos.
No se puede hablar de una sola fórmula o modelo de compensación variable que sea aplicable para todos los puestos ni para todas las organizaciones. Existe una variedad de alternativas y posibilidades según la estrategia de gestión de la empresa y su estructura. Dependiendo del modelo que tenga la empresa, este puede funcionar como un factor motivacional en distintos grados.
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